DECLARACIÓN DE INTENCIONES
Hoy voy a reabrir el blog que nunca debí dejar de escribir.
En el año 2002, cuando muy poca gente poseía blog yo comencé a escribir uno. Siempre he tenido la impresión de que tanto los blog como las redes sociales son un tanto exhibicionistas. Y por eso, creo que nunca me han gustado. Y es más, muchos de ellos me resultan un ejercicio de prepotencia desorbitada. Pero como en la vida, en la red hay de todo, desde seres que se sienten y se creen generadores de la sabiduría y la verdad universal, creyéndose capaces por si mismos de generar una opinión única y universal y que languidecen dentro de su propia prepotencia, sepultados bajo sus “auto-halos” de grandeza. Pero, a pesar de eso, los blog siguen mereciendo la pena.
Y merecen la pena porque siempre terminan apareciendo blogs que constituyen en si mismos un cuaderno de viaje de lo que es la vida, sin más intención que mostrarnos el día a día de la vida sin intención exibicionista. Blogs de los que sí merece la pena aprender, que tanto los diferencian de esos productos de despotismo exacerbado. Escrito por personas, con mensajes serenos y sinceros; que a veces muestran ideas y opiniones; otras simplemente intentan trazar sendas hacia los pasos de los real. Pero siempre lejos de caer en la desesperación que algunos autores transmiten en sus escritos cuya única intención es la búsqueda del extremo “vouyerismo” de los demás sobre sus, erróneamente por si mismos consideradas, verdades universales que deben constituirse en dogmas de fe para los demás.
Y merece la pena porque puedes también puedes toparte,;si logras huir de la maraña tejida por esas alimañas de sus “únicas verdades” y exagerada venta de sí mismos abrumada de mentiras, hipocresías y falsas apariencias; otros dedicados a alguna materia específica que se hacen grandes el conjunto de las humildades aportaciones, que si bien por sí solas no son más que las pequeñas colaboraciones de muchos, el global conglomerado en un sólo UNO, logran crear un cúmulo de información que puede llegar a convertirse incluso en el propio “saber”
Escribo, mejor dicho escribía, diariamente desde los 15 años. En aquella etapa, escribir era para mi tan necesario como respirar, necesitaba hacerlo. Se dice que la gente que escribe necesita escribir para vivir y creo que durante unos años yo adolecí de aquel padecer. Era como una especie de veneno que recorría mi cabeza y mi cuerpo, que te arde por dentro y que tienes que sacar dibujándolo con palabras e ideas que expresen “un algo”que esgrimido sobre una trozo en blanco de papel o en forma de él, coadyuven conformando “ese algo”.
Da igual cómo. Algunas veces era a través de un bolígrafo y un folio, otras aporreando las teclas de mi antiguo Pentium III, otras garabateando aquellos sentimientos en una servilleta de cualquier bar. Lo que importa es qué. Es posible que por ello, allá por el año 2002 cuando yo cree mi blog, decidiera ubicarlo en un rincón desconocido del universo cibernético con la simple intención de que no fuera encontrado ni leído por otros.
Con el tiempo, muchas de aquellas ideas e historias terminaron traspapelándose entre cualquier otra cosa; otras de ellas, especialmente las que se hallaban en servilletas, acabaron desechas en el tambor de la lavadora; muchas más siguen de vez en cuando apareciendo cuando recurro a consultar algún libro o cuaderno de mi etapa colegial.
Después conocí los blog. Algunos de ellos no se llamaban blogs sino bitácoras. En aquellos años parecíamos menos empeñados en nominar (por cierto, nominar no es designar candidatos a nada, es algo tan simple como la propia palabra nos podría llevar a pensar si no hubiéramos introducido anglicismos sin sentido, están sólo es “dar nombre a algo”) incorrectamente a las cosas que tenían acepción castellana convirtiéndolas en palabras inglesas que muchas veces ni siquiera conoceos su significado o pronunciación; expresiones o palabras aprendida o escuchadas en cualquier lugar con un criterio caótico e indiscriminado.; pero que nos hace sentirnos “guays”, modernos y grandes eruditos. Y lo peor no es sólo que nos sintamos así, lo peor es que nos lo creemos.
Y nació mi blog; un bog que desde ese instante se convirtió en el antídoto de aquel veneno que necesitaba sacar. Y ese bog oculto era para mi el lugar donde descargar esa deletérea sustancia que me recorría las venas mediante un sistema ordenado que, si bien no siempre conseguía evitar la vuelta a las servilletas de papel de cualquier bar, si que su frecuencia disminuyó, algo que la lavadora y la propia ropa que aparecía salpicada de esas tan incómodas virutas de papel que después no hay quien quite sin muchos sudores y esfuerzo, esas virutas infinitas e indestructibles que siempre terminan reapareciendo cuando crees que por sin has logrado deshacerte de todas
Mi blog estuvo durante unos años allí; pero el tiempo y el cambio de costumbres hizo que terminara muriendo y fuera condenado a a vagar en la órbita cementerio del universo internáutico.
Con 19 años gané un certamen literario y eso me dio la oportunidad de escribir en un periódico. Recuerdo perfectamente las primeras semanas en las que mi blog oculto y mis artículos de opinión en los medios de prensa convivían de forma paralela, puede que incluso sinérgica, sin ser conscientes el uno del otro y sin interponerse en su devenir y su desarrollo. Una dualidad convenientemente separada. Las vivencias personales y las opiniones generadas que, indudablemente, se generan de lo vivido y lo aprendido. Un espacio para cada uno.
Durante aquellos años de vida de mi blog, nadie tenía acceso (o casi nadie) a mi blog y ponía todos los medios posibles (con la ayuda de la única persona, que sin querer y sin saberlo, lo encontró por azar. Gracias “flop!”) para que permaneciera oculto. Simultáneamente, tampoco era capaz, en esos primeros momentos, de observar en cualquier bar a alguien sentado en la mesa de al lado leyendo mis artículos sin ruborizarme, sentirme incómoda e inquieta.
La verdad es que esto parecía realmente absurdo ya que yo conocía la tirada de aquel periódico (4.000 ejemplares) y por tanto era consciente de que lo escrito podía o iba a leerse. Pero por mucho que fuera consciente de aquello, me costaba mucho hacerme a la idea y sobretodo presenciarlo. No era un miedo a las críticas negativas o positivas, era un temor a mostrarme a los demás y que los demás pudieran terminar conociéndome, sin que yo lo supiera, incluso mejor que yo.
Años después, en un nuevo periódico, hubo que poner nombre a aquellas columnas de opinión. Tras una semana buscando posibles denominaciones, me dieron la idea en un foro: “Déjenme pasar”. Era sonoro, fuerte; pero a su vez respetuoso, educado. Estaba decidido.
Hoy, tras unos meses pensando en comenzar este blog; esta bitácora, cuaderno de viajes; memoria escrita de pequeños momentos o intensos instantes; agenda de pensamientos y reflexiones... Pinceladas de la vida, mi vida; esbozos de mi realidad... he tenido que decidir si crear un nuevo blog, reutilizar aquel blog abandonado en cualquier lugar de esta telaraña de la comunicaciones y la información, o dar sentido y revivir aquellos momentos pasados junto a “Déjenme pasar” y... al final he querido volver a sentirme como antes, volver a pedir paso esperando obtenerlo... puede que no tanto de los demás quiénes pueden arrinconar libremente este blog en cualquier lugar; sino, posiblemente y tan sólo, otorgármelo yo a mi misma.
Un escueto pero claro mensaje preside mi cuarto de estar. Es el mensaje que envié a mis amigos en nochevieja y que me gusta recordarme cada día. Y abriendo y cerrando ese mensaje, antes y después, respectivamente, “ESCRIBE, LEE, ESTUDIA” y “BUEN CAMINO”. Y por supuesto implícito:“ESCUCHA Y APRENDE”; un escucha y aprende que intento no olvidar cada mañana y pretendo que marque y guíe mi camino en este viaje que hoy emprendo.
Pues bien, hoy comienza el camino que seré capaz de trazar si me permiten pasar y seguir caminando. Hoy retomo ese viaje con toda la humildad del mundo, con la clara idea de que mis palabras son mías y personales y seguro que no siempre estarán cargadas de razón; que no buscan ser nada más que historias que seguir viviendo y pequeñas reflexiones de las que continuar aprendiendo.
Hoy comienzo a caminar hasta donde se me permita hacerlo.
“Te dejaré estar en mis sueños, si yo puedo estar en los tuyos” (Bob Dylan)
P.d. Prometido que, después de este extenso post, cambio de registro :-)
Hola Maru ¡¡¡
ResponderEliminarDe verdad, me alegro de verte de nuevo por la blogosfera.
Seguro que esta nueva etapa te sirve para aprender y a los demás, para aprender de ti.
Un saludo, te linko y por supuesto, nos seguimos.
Larga vida ¡¡¡¡
Creo q me vas a tener q enseñar a linkearte tb
ResponderEliminaroK, No te preocupes, esta semana nos vemos un rato y te pongo al día... además con blogger es muy muy muy fácil.
ResponderEliminarUn saludo ¡¡
Mil gracias :-)
ResponderEliminarCuando yo empecé a moverme por estos mundos, había q hacer todo por HTML y, para colmo, reenlaarlo con otros programas. Así q me lo tuvieron q configurar como pudieron, jejejeje.
Bueno, tb es cierto q por no existir, ni existía "gmail" :-S