Desordenada habitación
Si algo está claro es que nunca es un momento propicio para revolver el caos e intentar reorganizarlo. Es obvio que acumulamos montones de cosas en cajones, baldas, armarios en nuestra habitación, en el cuarto al que debemos nuestros sueños, en el que, posiblemente, menos tiempo pasemos conscientes; pero en el que esparcimos y guardamos todas esas cosas que nos gusta tener. Entradas de cine y de algún concierto. Ropa, mucha ropa. Papeles. El billete del bono metro (vaya, estaba aquí... y yo buscándolo a principio de año para poder canjearlo... ¿Para qué lo quiero ya?). Cojines, camisetas y algún jersey. Tres toros, mis toros y hasta algún cedé. Sí, he dicho cedé, un Cd que hasta hace unas horas ocupaban una estantería . Y digo efectívamente "ocupaban" porque su función era más bien decorativa ya que no dispongo aquí de aparato alguno para poder escucharlos. El mp3 terminó relegando esos Cedés a la mera función de coger polvo alinados en una estantería y rememorar algunos de esos momentos mágicos vividos con ellos.