jueves, diciembre 02, 2010

El efecto Mariposa
"El simple aleteo de una mariposa 
puede cambiar el mundo".



Soy una de esas personas que; alguna vez, aunque de forma muy escasa, me muevo por la lógica; pero, indudablemente, la mayor parte del tiempo lo hago guiada por mis sentimientos; sentimientos que, igual por eso, casi siempre intento ocultar. No soy extremadamente ordenada; sino, más bien lo contrario; no planifico hasta el último instante las cosas; sino que, a veces, dejo y me gusta que me sorprendan . Algunos, creerán que es una locura vivir así; yo creo que es una locura no vivir la vida.

En frío y muy de lejos, puedo entender que es más fácil la planificación extrema de cada instante; máxime cuando pretende lograrse un determinado objetivo, un cierto destino, una meta final… es cierto que lo entiendo; aunque  por mucho que lo entienda, no  lo comparto.

No soy tan ingenua como para creer que es, mi forma de ser, la más común; que mi forma de ver la vida es la más lógica porque estoy segura de que no; pero también estoy segura de que es la más lógica para vivirla.

Si miro a mi alrededor, observo sin mucho esfuerzo a seres mezquinos que, tras dibujar y planificar su futuro, son capaces de lo que sea por alcanzarlo. Les da igual lo que cueste y, por supuesto, no se preocupan ni se detienen a contar, pensar o considerar los cadáveres que han dejado y deberán dejar en su camino para obtener lo que, erróneamente, creen que es su recompensa. Aunque a veces creo que son conocedores de que ese final no les corresponde y, por tanto, ese final no es su premio sino tan sólo "lo logrado" por esa falta de escrúpulos desplegada para lograr sus objetivos, pero pocas veces, o casi nunca ,innatos  a sus méritos o inherentes a su capacidad.

Muchas personas podemos ayudar a cruzar un semáforo a otra persona que padezca movilidad reducida con la intención de echarle una mano para que logre alcanzar el otro lado. “Algunos otros muchos” piensan en realizar la acción, llevados por la probabilidad de que, al llegar al otro lado, la persona ayudada les dará algo a cambio o algún día podrán obtener algo de ella. Muchos creyentes van todos los domingos a misa y no lo hacen a la espera que le toque la lotería; lógicamente, si fueran por ello, no irían de verdad por ser creyentes. “Algunos otros muchos” van en busca de ese boleto de oro; que si bien manifestarse de múltiples maneras, bien pudiera ser monetaria, bien como imagen interesada, bien de mil formas distintas; pero con una intención y objetivo: que les solucione fácilmente su vida. 

Desde mi óptica, las cosas que se hacen de verdad, por fe, porque así se sienten o porque se cree en ello; cuando "de verdad se hacen de verdad"; no esperan respuesta. Son acciones que hacemos porque queremos o creemos pertinente hacerlo; sin esperar generar una reacción con ello. Es en definitiva ese que se hace y YA; ese s"e hace y se hace"; ese "no corresponde y si me correspondiese, tampoco voy a quedarme a verlo porque no se espera". No hace falta, no existe, no está y su inexistencia no hace que varíe, por lo menos mi actitud… “no voy a dejar de hacerlo”

A pesar de eso, es indudable que cualquier acción genera una reacción. Es obvio que acción y reacción son verbos necesariamente complementarios. Todo lo hecho genera indudablemente una respuesta a ello; a veces en forma de actuación por el otro, a veces en forma de retroalimentación, otras de manera indirecta, a veces hasta provocando un huracán.

Es por tanto indiscutible que la reacción está al final del camino y que las diferentes variables vividas, las enésimas decisiones o actitudes adoptadas, conducen, a la largo de una red de infinitos camino, a ese impredecible, en principio, destino final. 

Seguro que muchos, tras leer estas líneas, seguirán creyendo que lo mejor es calcular el trazado  para desviarse lo menos posible del final deseado.  Sin embargo, ¿están seguros de ello?

Yo, al contrario, sigo por mi parte pensando que esos cálculos, esa continua y extenuada medición de las cadenas de reacciones, así como el desatar acciones que repercutan, al precio que sea, sobre ella para alcanzar el objetivo final; nos hacen menos libres y por supuesto, nos hacen menos personas. En frío y en la lejanía, las cosas parecen extremadamente fáciles, simples, sencillas, normales… tan fáciles como dibujar puntos negros en una hoja en blanco de papel.

En estadística, toda distribución está formada por múltiples variables que se repiten más o menos. La Economía es una ciencia que se basa fundamentalmente en la utilidad.
En principio, no parece muy difícil saber que es lo que cada uno puede entender por “Utilidad” personal que, en Economía, podríamos representar como esa media estadísticaEsperanza”. De igual manera, a todos nos resulta sumamente sencillo lograr calcular la media estadística de cualquier distribución; pero, esta media estadísticaesperanza de utilidad no es tan sencilla de alcanzar.  que representa la “ ó

Cualquier conjunto de variables se ven irremediablemente alejadas de la mediaesperanza) por una varianza (riesgo) que repercuta en su consecución. ¿Y que se puede hacer entonces?, ¿Cómo debemos actuar para minorar la varianza y lograr la media?. La respuesta me asusta demasiado…e, irremediablemente, vienen a mi cabeza flashes de “El tercer hombre” en lo alto de la noria, donde la gente se ve muy pequeña y a penas se distinge: (

-“Mira allá abajo, ¿ves esos puntos negros? Si te diera un montón de dolares por cada punto que dejara de moverse, de verdad me dirías que me gurdara el dinero o te pondrías a contar cuantos de ellos puedes permitirte el lujo de salvar”

Es posible que haya conseguido que muchos de ustedes comiencen a estar de acuerdo conmigo en lo sobrevalorado que está el orden y la planificación. Es muy probable que  muchos de ustedes sigan creyendo que me equivoco. Es lógico y bueno que cada cual posea su forma de ver las cosas, de pensar, de crear… y más cuando los puntos son contrapuestos ya que esto ayuda a generar debate, algo fundamental para la mejora y enriquecimiento personal. Pero, desgraciadamente, también estoy segura de lo muy malo; lo peor de todo, lo más malo, lo… es que en el mundo seguirán existiendo los judas; o los que son capaces de inventar y proferir infamias contra quienes crean que les pueden o,  el complejo personal les hagan creer, que les pueden hacer sombra; mentirosos compulsivos; falsos; hipócritas; rastreros.

E incluso, para mayor saña y desgracia, muchas calles, muchos bancos y bancadas, muchos foros,despachos, escaños... redacciones que se creen  y autoproclaman poderosas, creyendose dueñas y sabedoras del bien y el mal… permanecerán plagadas de demasiadas alimañas que continuaran haciendo su particular recuento en lo alto de cualquier noria o que se agazapan en cualquier esquina para, empuñando un cuchillo y por la espalda; segar la varianza que les tape e impida ver claramente su deseado y, posiblemente inmerecido, futuro.

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